Como dicen varios autores de importancia, detrás de una enfermedad física se esconde un entramado de afectos e historias con emociones no resueltas.
Detrás de enfermedades como la hipertensión arterial esencial, los trastornos respiratorios, los trastornos hepáticos, la obesidad, el sida, las enfermedades autoinmunes, la anemia, el síndrome gripal y las enfermedades micóticas entre otras hay sentimientos ocultos.
Internamente poseemos recursos para manejar la afectividad de forma que pueda evitarse el displacer concomitante de lo no resuelto o no expresado afectivamente. Gracias a estos recursos elaboramos subjetivamente, damos sentido a los sucesos externos e internos, los incluimos en nuestra construcción subjetiva y nos expresamos afectivamente, elaborando emocionalmente lo que nos va sucediendo en nuestras vidas. Cuando esto no sucede exitosamente, en especial cuando se trata de sucesos traumáticos donde grandes cantidades de afecto no han sido tramitadas, o sea correctamente elaboradas. Pero también sucede con pequeños sucesos que por nuestro entramado subjetivo impactan fuerte emocionalmente y no poseemos recursos para elaborar dichas emociones, corremos el riesgo de enfermarnos y que así el organismo se ocupe de manifestar aquello no expresado, a través de los elementos de su campo que incluye desde la herencia genética hasta su interacción con el medio ambiente. Con lo cual pasamos del terreno psicológico al organismo físico, a través del sentido que tiene esa enfermedad para cada paciente. Sentido no construido y no resuelto psíquicamente, pero si desplegado en el cuerpo de la persona con características específicas e interpretables por analista y paciente.
El abordaje de las enfermedades psicosomáticas implica un trabajo de construcción de subjetividad para la elaboración de los sentimientos ocultos, una develación de lo no sabido, para emprender el camino de lo físico a lo psicológico. Si bien no hay tal distinción tajante entre ambos, más bien conforman una unidad (por eso se producen dichas enfermedades y por eso también no se producen otras cuando la psiquis alcanza a tramitar y la persona a expresar sus afectos) sí hay una línea en la que podemos abordarlas, más o menos estrictamente desde uno de estos lugares. Cuando enferma el cuerpo es correcto ir al médico, pero también es correcto movernos un poco en la línea y abordar desde un tópico más integral lo psicosomático. No se trata de revertir un daño que haya podido sufrir el paciente, sino de detener el desarrollo de las enfermedades a través de la terapia psicológica, abordando las problemáticas de base psicológica de la enfermedad psicosomática.
Lic. Jesica Tchukran